jueves, 25 de noviembre de 2010
AGUAS
El sonido, primero es un aleteo que comienza a lo lejos
como un horizonte huidizo que vuelve.
Se huele, se escucha, se siente, crece, se acerca.
¿Qué queda después del miedo?
El paisaje se quiebra se rompe
el deseo se vuelve tempestad
la tempestad pasión.
La densa calma ancestral de la memoria
cede ante el poder de la transgresión.
Empieza a llover.
La poesía recupera ese silencio anterior a la imagen.
La calma es efímera después de la tormenta.
El que mira es el que aleja los horizontes que se mueven en función de la percepción.
Un poema intenta achicar esas distancias.
Respiro, profundo.
Lo quieto es lo que queda como referencia del movimiento
una muerte es el final o la conclusión de la metáfora inalcanzable
cuando el lenguaje es imposible.
Se puede sentir la soledad del deseo en la distancia que me separa de tu voz
antes de la quietud aplastante que dejó la tormenta.
Se puede oír el dolor del rencor
y de la piel
cuando se aleja .
Sobre el río
la inexpresiva belleza
del agua calmada
se lleva a los poetas.
El horizonte, un desierto de silencios
un ahogo de arena
un pantano inacabable.
camarandante.blogspot.com
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