sábado, 23 de abril de 2011

LIBRO ABIERTO


Carmen RUSSO

DE LIBROS Y PROSTITUTAS

Los libros y las prostitutas pueden llevarse a la cama.
Los libros y las prostitutas entrecruzan el tiempo. Dominan la noche como el día y el día como la noche.
Nadie nota en los libros ni en las prostitutas que los minutos les son preciosos. Sólo al intimar un poco más con ellos, se advierte cuánta prisa tienen. No dejan de calcular mientras nosotros nos adentramos en ellos.Libros y prostitutas : raras veces verá su final quien los haya poseido. Suelen desaparecer antes de perecer. Qué gustosa y embusteramente cuentan los libros y las prostitutas cómo han llegado a ser lo que son. En realidad, muchas veces ni ellos mismos se dan cuenta. Durante años se cede a todo “por amor”, hasta que un buen día aparece en la calle, convertido en un voluminoso “corpus” que se pone en venta, aquello que, “por amor a la causa”, nunca había pasado de ser un vago proyecto.
A los libros y las prostitutas les gusta lucir el lomo cuando se exhiben.
Los libros y las prostitutas se multiplican mucho.

Walter BENJAMIN

EL PERFIL DE LA CIUDAD

EL LADRÓN DE ORQUÍDEAS

"Hay dos hermanos gemelos. Uno es un tipo exitoso al que le va bien en todo. El otro es todo lo contrario: depresivo, inseguro, fracasado.


La escena de la que les quiero hablar nos muestra en una situación límite: pueden morir. Al notar esto, el gemelo-fracasado le cuenta a su hermano algo que lo estuvo atormentando durante años:


-Cuando estábamos en el colegio, vos estabas enamorado de Mengana. Todo el tiempo le decías que la amabas y no sólo se lo decías a ella sino a quien quisiera escucharlo. Pero yo una vez la escuché hablar de vos…ella no sabía que yo la escuchaba…y se burlaba de vos. Se reía de tu amor…


El gemelo-exitoso miró a su hermano con una mezcla de ternura y asombro y le contestó:


-¡Siempre lo supe! Siempre supe que ella se reía de mi y que me usaba. Pero ¿A mí que me importaba? Yo no era eso. Eso, esa burla, ese desprecio,…eso era ella. Yo era mi amor, y mi amor me hacía grande…"


Gilda MANSO

lunes, 4 de abril de 2011

CALVOS, PELADOS, PELONES

VIDA

Después de todo, todo ha sido nada,
a pesar de que un día lo fue todo.
Después de nada, o después de todo
supe que todo no era más que nada.

Grito "¡Todo!", y el eco dice "¡Nada!".
Grito "¡Nada!", y el eco dice "¡Todo!".
Ahora sé que la nada lo era todo,
y todo era ceniza de la nada.

No queda nada de lo que fue nada.
(Era ilusión lo que creía todo
y que, en definitiva, era la nada.)

Qué más da que la nada fuera nada
si más nada será, después de todo,
después de tanto todo para nada.

Jose HIERRO