domingo, 28 de febrero de 2010

VOL DE NUIT

EL VIAJERO

A veces me pregunto qué habría sido de mí
sin los recuerdos que tan celosamente guardo:
aquella callejuela que olía a madera y a fruta
en un húmedo barrio de París,
los árboles dormidos bajo el sol
en una plaza antigua de Florencia,
el órgano que hacía vibrar la catedral de Orvieto
en un amanecer lejano,
la lluvia golpeando en la ventana
de una habitación en la que yo sufrí,
los ojos oscuros que me miraron
en un crepúsculo de no sé dónde...

Cuando la inmediatez de los oficios cotidianos
se filtra hasta mis huesos y me impide
respirar con amor los olores espesos,
fríos, sin luz, de la costumbre,
cierro los ojos, regreso lentamente
a las tierras que en otro tiempo recorrí,
a los lugares en los que el olvido no impuso su silencio.
Acaricio los días que pasaron,
las horas que brillan en la distancia
como ciudades recostadas a la orilla de la noche.

Y pienso con tristeza que fue hermoso andar tantos
caminos,
aunque sepa que ya sólo podré pisarlos
con una pobre ayuda: la memoria.

Eloy SÁNCHEZ ROSILLO

jueves, 25 de febrero de 2010

FOTOFOBIA, CROMOFOBIA


A. TIRADO

ROSIE

Well I'm sitting on a windowsill, blowing my horn
Nobody's up except the moon and me,
And a lazy old tomcat on a midnight spree
All that you left me was a melody.
Rosie, why do you evade? Rosie, how can I persuade? Rosie...

And the moon's all up, full and big, apricot tips in an indigo sky,
And I've been loving you, Rosie, since the day I was born
And I'll love you, Rosie 'til the day I die.
Rosie, why do you evade? Rosie, how can I persuade? Rosie...

Rosie, why do you evade? Rosie, how can I persuade? Rosie...

And I'm sitting on a windowsill, blowing my horn
Nobody's up except the moon and me,
And a lazy old tomcat on a midnight spree
All that you left me was a melody.
Rosie, why do you evade? Rosie, how can I persuade? Rosie...

Tom WAITS

lunes, 22 de febrero de 2010

DOLIENTE


Adrián MARKIS

Yo no duermo, apenas respiro como la raíz sombría
de los astros: raya la laceración sangrienta,
estancada entre el sexo
y la garganta. Yo nunca
duermo,
con la herida de mi propio sueño.
A veces muevo las manos para sostener la luz que salta
de la boca. O la vena negra que irrumpe de esa estrella
salvaje implantada
en medio de la carne, como en el fondo de la noche
el agujero fuerte
de la sangre. La vena que me corta de punta a punta,
que arrastra todo lo oscuro del mundo
hacia la cabeza. A veces muevo los dedos como si las uñas
se iluminasen.
Pero nunca duermo entre mis brazos
palpitantes
como grandes carótidas
que alimenten la belleza y rapidez del rostro sobre
músculos cerrados.
Mientras el sol rompe las membranas
de los espejos: no bailo, no
duermo, no respiro más que la tierra cuarteada por las llamas
lunares.
No trabajo tanto como el verano de la sangre
bajo el pelo
bajo
de los animales, su elegancia violenta,
el alimento.
Hay días en que las manos se mueven por sí mismas,
mal tocando en las grietas
el temblor hirsuto de una cometa clavado desde la espalda
a las sábanas. Nunca sé
dónde está la noche: una sala como un párpado negro
separa
la presa de la luz que soporta la tierra.
- Ahora, la hondura de un
laboreo aéreo, el aliento, una piedra con mi tamaño
cubierto
de poros, o tendones ligando
archipiélagos límpidos
en la penumbra. Estos,
los oscuros fulcros de la locura.
Alguien debería tocarme para sentir que estoy vivo,
que soy
una estaca atravesada por la sangre, y de ella revientan
por ejemplo: ascuas. Esto es una fábrica de demencia:
palabras
donde se maniobra la púrpura, donde
el aroma que mata asciende de jardines construidos
levemente
en la oscuridad. Y una imagen cierra
todo lo que se cierra: cuartos,
días sobre sí mismos, las frutas redondas por virtud
de su dulzura interna. Cuando las voces
feroces se desencovan, la tierra
se mueve como un músculo encharcado entre la boca
y el corazón que no duerme
nunca. - Y todas mis vísceras son
inocentes.

Herberto HÉLDER

domingo, 21 de febrero de 2010

ÚLTIMO BRINDIS

Lo queramos o no
sólo tenemos tres alternativas:
el ayer, el presente y el mañana.

Y ni siquiera tres
porque como dice el filósofo
el ayer es ayer
nos pertenece sólo en el recuerdo:
a la rosa que ya se deshojó
no se le puede sacar otro pétalo.

Las cartas por jugar
son solamente dos:
el presente y el día de mañana.

Y ni siquiera dos
porque es un hecho bien establecido
que el presente no existe
sino en la medida en que se hace pasado
y ya pasó...
como la juventud.

En resumidas cuentas
sólo nos va quedando el mañana:
yo levanto mi copa
por ese día que no llega nunca
pero que es lo único
de lo que realmente disponemos.

Nicanor PARRA

VINO DIVINO

COPLAS DEL VINO

Nervioso, pero sin duelo
a toda la concurrencia
por la mala voz suplico
perdón y condescendencia.

Con mi cara de ataúd
y mis mariposas viejas
yo también me hago presente
en esta solemne fiesta.


¿Hay algo, pregunto yo
más noble que una botella
de vino bien conversado
entre dos almas gemelas?


El vino tiene un poder
que admira y que desconcierta
transmuta la nieve en fuego
y al fuego lo vuelve piedra.


El vino es todo, es el mar
las botas de veinte leguas
la alfombra mágica, el sol
el loro de siete lenguas.


Algunos toman por sed
otros por olvidar deudas
y yo por ver lagartijas
y sapos en las estrellas.


El hombre que no se bebe
su copa sanguinolenta
no puede ser, creo yo
cristiano de buena cepa.


El vino puede tomarse
en lata, cristal o greda
pero es mejor en copihue
en fucsia o en azucena.


El pobre toma su trago
para compensar las deudas
que no se pueden pagar
con lágrimas ni con huelgas.


Si me dieran a elegir
entre diamantes y perlas
yo elegiría un racimo
de uvas blancas y negras.


El ciego con una copa
ve chispas y ve centellas
y el cojo de nacimiento
se pone a bailar la cueca.


El vino cuando se bebe
con inspiración sincera
sólo puede compararse
al beso de una doncella.


Por todo lo cual levanto
mi copa al sol de la noche
y bebo el vino sagrado
que hermana los corazones.

Nicanor PARRA

AUTORRETRATO


Luis NT

EL ENCAMADO

Me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo... ¡pero eso sí!, y en esto soy irreductible, no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar.

Juan Carlos ONETTI

viernes, 19 de febrero de 2010

EL BESO DE LA MUJER ARAÑA



Alessandro BIANCHI

DIBUJO EN EL AGUA

Bien sabes que estos años pasarán,
que todo acabará en literatura:
la imagen de las noches, la leyenda
de la triunfante juventud y las ciudades
vividas como cuerpos.

Que estos años
pasarán ya lo sabes, pues son tuyos
como una posesión de nieve y niebla,
como es del mar la bruma o es del aire
el color de la tarde fugitivo:
pertenencias de nadie y de la nada
surgidas, que hacia la nada van:
ni el mismo mar, ni el aire, ni esa bruma,
ni un crepúsculo igual verán tus ojos.

Un dibujo en el agua es la memoria,
y en sus ondas se expresa el cadáver del tiempo.

Tú harás ese dibujo.

Y de repente
tendrás la sombra muerta
del tiempo junto a ti.

Felipe BENÍTEZ REYES

lunes, 15 de febrero de 2010

UN LlLYUM, ¿Y AHORA PENSARÁS QUE SOY UNA PUTA?


Atsushi SUWA

HOMILÍA DOMINICAL DEL REVERENDO WALTER ARIAS

Hermana, si por alguna pintoresca razón psicosomática estás enamorada de un hombre y eres defensora no sólo de la monogamia, sino también de la fidelidad conyugal, lo mejor es que lo sometas cuanto antes a una indolora emasculación (“Qué es la emasculación?”) La emasculación, hermana, es lo mismo que la castración. (“¿Aleluya?”) Sí, hermana, aleluya: emascúlalo vivo. Sin dudarlo. (“Pero ¿Cómo?”) Muy fácil: enrédate con algún veterinario que conozca trescientas o cuatrocientas palabras y que tenga práctica en emasculaciones equinas o gatunas y luego chantajéalo: o emascula a tu hombre o tú vas y le cuentas lo vuestro a su mujer ― y todos sabemos de sobra qué clase de carácter suelen tener las mujeres de los veterinarios, resignadas como están a dormir junto a un individuo que siempre huele a animales imprevisibles. (“¿Aleluya, reverendo?”) Sí, aleluya complet. Cuando tu hombre esté dormido, elaborando pesadillas de estreno gracias a los somníferos que has disuelto en su tónico antigastritis, llama a tu amante veterinario y, en menos de cinco minutos, quedará resuelto tu principal problema: el miedo visceral a que a él le dé por pervertir a adolescentes inexpertas durante el resto de su vida, dejándote en un segundo o tercer plano, o en un plano cero, con tu paga compensatoria y con varios hijos carcomidos por los traumas. Cuando él se despierte y te pregunte, aterrado y confuso, que quién le ha hecho eso, ya sabes cómo tienes que actuar: encogerte de hombros y decirle “No sé, ¿los extraterrestres?”.
Hermana, permíteme que insista: si quieres de verdad a tu hombre y crees de verdad en la fidelidad y en la monogamia, la única solución, por duro que a todos nos resulte reconocerlo, consiste en emascular: el Emasculado Inmaculado. (“¿Y para qué sirve un emasculado?”) Oh, para muchas cosas. Un emasculado es un ser sensible, afectuoso, proclive a fumar en pipa y a la audición de óperas italianas e incluso francesas. Un emasculado es un agradable individuo que lleva pajaritas de hermosos colores y que es capaz de pasarse horas hablando de una misma película. Un emasculado, en fin, es todo lo contrario de esas bestias velludas que pululan por las discotecas soltando latigazos de lujuria radioactiva a poco que el aire huela no ya a bragas negras, sino a incluso un calcetín femenino anatómico con elásticos ajustables.
Aleluya. Si tienes un gato en casa te ves obligada a emascularlo para que no se mee por todas partes durante su época de celo y para que no te cante de madrugada un aria pavorosa de desesperación genital. Si tienes un caballo, te ves obligada a caparlo para templarle el carácter. Si tienes a un hombre en tu cama, te ves obligada a llamar a tu amante veterinario para asegurarte de que a ese hombre que duerme en tu cama no se le va a pasar por la cabeza la idea de dormir en otras muchas camas distintas ―cientos, millones: un infinito horizonte de camas en su enfermiza fantasía. Aleluya.
Ahora bien, hermana, si quieres conservar a tu hombre sin recurrir a la castración, sólo cuentas con una salida de emergencia: reventarlo sexualmente (“¡Oh, no, qué indignante! ¡Qué antialeluya!”) Pues es lo que hay. La única manera de que un tipo le quite importancia al sexo como categoría abstracta no es otra que la de convertirle el sexo en una pesadilla concreta. (“Ale… ¿luya?”) ¿Qué quieres que te diga, hermana? Si pudieras ver la peli que todos los hombres proyectan en sesión continua en su pensamiento, comprenderías que se trata de un plagio más bien burdo de El Hombre Lobo en el hospital de las enfermeras calientes; Si auscultases con un fonendoscopio la cabeza de un tío cualquiera, no oirías ese crujido eléctrico que producen las células al crepitar sobre asuntos elevados, sino el eco de un continuo chundachunda virtual y obsesionante.
Hermana, tú eres la princesa del cuento, pero en ese cuento hay monstruos, y a los monstruos hay que aniquilarlos. Si no tienes ganas de apaciguar por activa al monstruo acordeónico, tócale una serenata galante con su acordeónica trompeta mientras miras en el televisor al rebujo de músculos que anuncia la colonia de la seducción instantánea; si no tienes ganas de tocar la patética trompeta de alma acordeónica, sácale al menos brillo como si fuera un picaporte; si no tienes ganas de abrillantar el instrumento de música submarina, deja casualmente en el cuarto de baño tus revistas de moda y tus catálogos de venta por correo de ropa interior y ya se inventará él alguna cosa. ¡Aleluya! (“¡Oh, no, de ninguna manera aleluya!”) ¿Aleluya no? Pues sin nos cargamos de un plumazo ese aleluya, llegará la hora terrible del Aleluya Apoalíptico: el monstruo de tu cuento de hadas buscará aleluyas por las discotecas o por los bares de alterne, o por los cines porno, o por el Templo de las Cabinas Individuales, y vuestro Aleluya en común se convertirá en un carnaval de máscaras de gesto doloroso.
Hermana, cuando tu patético galán regrese a casa por la noche (después de haberse pasado el día hablando de espejismos con forma de mujer con sus amigos, después de haber sufrido un infarto freudiano cada vez que veía un anuncio gigante de lencería en las angustiosas avenidas modernas), recíbele con un ropa interior que haría sentirse como una degenerada a la mismísima hija de Belcebú, por si acaso se le ha pasado por la cabeza invitar a comer a su nueva secretaria. Haz que se sienta en su propia casa como en un peep-show, en el más arcádico de los peep-shows: sin tener que echar monedas en su solitaria cabina de astronauta del sexo, enfermo de escorbuto. Si te dice que lo acompañes a ver el crepúsculo en la terraza dile que sí, pero que antes vas a prepararle un cóctel, y le echas al cóctel cuatro o cinco pastillas de las que les dan a los toros sementales cuando atraviesan un periodo de melancolía. ¿No os parece estupendo? (Ellas, al compás de la música, preguntan a coro: “¿Estupendo?”, y yo les contestaría “¡No, horrible, pero fatalmente estupendo!”) ¡Aleluya! (“¿Aleluya?”)
Oh, sí, hermana, mátalo de sobredosis de sexo. Dios te apoyará y te dará fuerzas. Quédate incluso viuda: será una buena señal. Señal de que hiciste cuanto estaba en tu mano para amaestrar a ese fantoche que te miraba con desprecio cuando salíais de ver la última película de la guirivalquíria elástica, majestuosa en su baño de espuma. Y cásate de nuevo, o échate un par de novios medio nehardentales, o todo a la vez. Sí, aleluya, todo a la vez. Y somételos al mismo régimen que al difunto. Conviértete en la Peligrosa Viuda de la Lencería Negra, con el bolso lleno de látigos. Ánimo, hermana: la mantis no se equivoca. Pero no descuides nunca al ridículo Psicópata: él no puede vivir un sólo minuto sin pensar en sí mismo y en su misión divina. ¡Aleluya!

Felipe BENÍTEZ REYES: El novio del mundo

lazonafotica.wordpress.com

sábado, 13 de febrero de 2010

LA BLANCA SEÑORA


Xevi VILARÓ

Las 15:40

Hoy al principio de un examen me han aplaudido y yo me he puesto tan roja como cada uno de los regalices rojos gordos que estaba repartiendo. Está científicamente comprobado, les he dicho , que comer un regaliz rojo mientras te peleas con un examen de inglés ayuda a que sea más fácil. Entonces han venido los aplausos y las sonrisas, las gracias, eskerrik askos y thank yous y después el examen, ya sin tantos nervios.

No es difícil marcar la diferencia. O yo, por lo menos, no lo creo. Pero parece que a veces nos cuesta demasiado tener pequeños detalles que de alguna forma u otra la marcan. Dedicar dos minutos de tu tiempo a alguien puede conseguir que ese alguien se sienta importante o se sienta mejor. A quién no le gusta que se acuerden de él. A quién no le gusta que le hagan sonreír.

Ha habido dos cosas en lo que llevo de día, son las 15.40, que han hecho de él algo distinto: un correo electrónico y el aplauso de los chavales, y lo agradezco de todo corazón, sobre todo porque gracias a estos pequeños detalles voy descubriendo qué es lo que de verdad me merece la pena.

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miércoles, 10 de febrero de 2010

LA MANZANA DE EVA

LA CREACIÓN DEL MUNDO

No desfloré a nadie.
La primera mujer que vi desnuda
(era adulta de alma y de cabellos)
fue la primera que me mostró los astros,
pero no fui el primero a quien se los mostró.

Vi el resplandor de sus nalgas
de espaldas a mí: era morena,
mas al darse vuelta quedó dorada.

Sonrió porque sus pechos me asombraron,
por mi mirada de adolescente no acostumbrado
a la gloria de la belleza corporal.
Era de mañana en la selva, pero nacían
estrellas de sus brazos y resbalaban
por el cuello, lo recuerdo, era el cuello
lo que me enseñaba a deletrear secretos
guardados en la clavícula. Pedía,
ya echada de bruces y llamándome,
que posara mis labios por los pétalos
con rocío de la nuca, eran lilas;
que alisara, levemente, con las yemas
las espaldas de espumas y esmeraldas;
quería que mi mano recorriera,
yendo y viniendo, el valle de la columna,
trés doucement, porque me cuidaba.
Ella inauguró en mí la alegría
inefable de dar felicidad.
Tanto conocimiento no podía
ser sino innato, pienso ahora.
Pero no.
Era un saber hecho de experiencia,
más que ingenio para transmitirlo.
Ella era de otras aguas, una fuente
de treinta años, que vino desde el Sena
con el destino de darme de beber
—en la aurora de sus ojos, en sus pechos,
en la boca musical, en el mar del vientre,
en la risa de azucena, en la voz densa,
en las cejas y en el vértice de las piernas—
la miel antigua de la sabiduría,
de saber que el deseo crece cuando entiende
que la chispa se enciende en la ternura,
que las antesalas se prolongan
hasta que uno esté listo para entrar en el cielo.



Thiago DE MELLO

¿GESTALT?

WALKING AROUND

Sucede que me canso de ser hombre.
Sucede que entro en las sastrerías y en los cines
marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro
navegando en un agua de origen y ceniza.

El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos.
Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,
sólo quiero no ver establecimientos ni jardines,
ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.

Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.

Sin embargo sería delicioso
asustar a un notario con un lirio cortado
o dar muerte a una monja con un golpe de oreja.
Sería bello
ir por las calles con un cuchillo verde
y dando gritos hasta morir de frío.

No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas,
vacilante, extendido, tiritando de sueño,
hacia abajo, en las tripas moradas de la tierra,
absorbiendo y pensando, comiendo cada día.

No quiero para mí tantas desgracias.
no quiero continuar de raíz y de tumba,
de subterráneo solo, de bodega con muertos,
aterido, muriéndome de pena.

Por eso el día lunes arde como el petróleo
cuando me ve llear con mi cara de cárcel,
y aúlla en su transcurso como una rueda herida,
y da pasos de sangre caliente hacia la noche.

Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas,
a hospitales donde los huesos salen por la ventana,
a ciertas zapaterías con olor a vinagre,
a calles espantosas como grietas.

Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinos
colgando de las puertas de las casas que odio,
hay dentaduras olvidadas en una cafetera,
hay espejos
que debieran haber llorado de vergüenza y espanto,
hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos.

Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos,
con furia, con olvido,
paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia,
y patios donde hay ropas colgadas de un alambre:
calzoncillos, toallas y camisas que lloran
lentas lágrimas sucias.


Pablo NERUDA

jueves, 4 de febrero de 2010

SOMETIMES I NEED A CHAINSAW

OCASO

Cuando la noche llega sobre el mar a la isla
sales del laberinto, del templo resonante.
Se encienden en las salas las lámparas de cobre.
El incienso lo lleva la brisa a los jardines.
Los sótanos entierran músicas y oraciones.
Mujer, mujer, en ti todo el ocaso es fruto.
De penumbra y de pájaro están hechos tus ojos.
Puros y firmes son tus muslos: son columnas.
Sales, paseas, dejas un velo entre las flores.
En la loma te quedas mirando el mar violáceo
que se repliega exhausto, colmado, conmovido.
Tus dos labios sonámbulos adivinan la noche,
ponen cerco de carne a la redonda luna.
Mujer, mujer, preguntas encierra el corazón,
¿Dónde encontrar palabras para escribir tu historia?
¿Con qué alucinaciones construiré mis versos?
Diosa o mujer, te miro y te pierdo para siempre.

Antonio COLINAS

lunes, 1 de febrero de 2010

CORDIALMENTE AL CHE

YO TUVE UN HERMANO

Yo tuve un hermano
no nos vimos nunca
pero no importaba.

Yo tuve un hermano
que iba por los montes
mientras yo dormía.

Lo quise a mi modo
le tomé su voz
libre como el agua.

Camine de a ratos
cerca de su sombra
no nos vimos nunca
pero no importaba.

Mi hermano despierto
mientras yo dormía.
Mi hermano mostrándome
detrás de la noche
su estrella elegida.

Julio CORTÁZAR