miércoles, 24 de marzo de 2010

DEBAJO DE LOS ADOQUINES ESTÁ LA PLAYA



Eva BRAUN

POESÍA PURA

Vino, primero pura,
vestida de inocencia;
y la amé como un niño.

Luego se fue vistiendo
de no sé qué ropajes;
y la fui odiando, sin saberlo.

Llegó a ser una reina,
fastuosa de tesoros…
¡Qué iracundia de yel y sinsentido!

…Mas se fue desnudando.
Y yo le sonreía.
Se quedó con la túnica
de su inocencia antigua.
Creí de nuevo en ella.

Y se quitó la túnica,
y apareció desnuda toda…
¡Oh pasión de mi vida, poesía
desnuda, mía para siempre!

Juan Ramón JIMÉNEZ

DÉJATE HUNDIR HACIA LO ALTO




Enric HOLLMANN

NOMBRE

Mía eres. Pero otro
es aparentemente tu dueño. Por eso,
cuando digo tu nombre
algo oculto se agita en mi alma.
Tu nombre suave, apenas pasado delicadamente por mi labio.
Pasa, se detiene, en el borde un instante se queda
y luego vuela ligero, ¿quién lo creyera?, hecho puro sonido.
Me duele tu nombre como tu misma dolorosa carne en mis labios.
No sé si él emerge de mi pecho. Allí estaba
dormido, celeste, acaso luminoso. Recorría mi sangre
su sabido dominio, pero llegaba un instante
en que pasada por la secreta yema donde tú residías,
secreto nombre, nunca sabido, por nadie aprendido,
doradamente quieto, cubierto sólo, sin ruido, por mi leve sangre.
Ella luego te traía a mis labios. Mi sangre pasaba
con su luz todavía por mi boca. Y yo entonces estaba hablando con alguien,
y arribaba el momento en que tu nombre con mi sangre pasaba por mi labio.
Un instante mi labio por virtud de su sangre sabía
a ti, y se ponía dorado, luminoso: brillaba de tu sabor sin que nadie lo viera.
Oh, cuán dulce era callar entonces, un momento. Tu nombre,
¿decirlo?, ¿Dejarlo que brillara, secreto, revelado a los otros?
Oh, callarlo, más secretamente que nunca, tenerlo en la boca, sentirlo
continuo, dulce, lento, sensible sobre la lengua, y luego cerrando los ojos,
dejarlo pasar al pecho
de nuevo, en su paz querida, en la visita callada
que se alberga, se aposenta y delicadamente se efunde.
Hoy tu nombre está aquí. No decirlo, no decirlo jamás, como un beso
que nadie daría, como nadie daría los labios a otro amor sino al suyo.


Vicente Aleixandre, de Poemas de la consumación (1968)

domingo, 21 de marzo de 2010

DAR EL KANTE

MADRE NO HAY MÁS QUE UNA, Y ME TUVO QUE TOCAR A MÍ

Nací, fíjate qué parida
poniendo a mi madre a parir.
La mujer que me dio la vida
para no dejarme vivir,
La reportera de mi conciencia
que más intimida mi intimidad,
la que evidencia su omnipresencia
en cada adverbio de lugar.

La madre que me parió.
La señora que a todas horas
me pilla mu liao.
La madre que me parió.
La brasa que me acalora,
el disco rallao que siempre me ve delgao:
“Que comas cosa caliente,
que no te juntes con según qué gente,
Que lleves limpios los calzoncillos
por si tienes un accidente”.

Dicen que madre no hay más que una,
pues me tuvo que tocar a mí.
Mira que madre no hay más que una
y me tuvo que tocar a mí.

A sus amigas exagera
las virtudes de un servidor.
Y, ser tan lumbreras, quieras
que no, te crea cierta presión.
Confieso que salir ileso
de una persona así
no es fácil, te da besos de esos
que la oreja te hace piiiiii.

La madre que me parió
no se quema con ollas que abrasan,
es un ente sobrenatural.
La madre que me parió
todo lo encuentra y cuando algo pasa
ya sabía ella que iba a pasar.
La súper hembra de la que vengo,
la que me juzga a su libre albedrío,
lo mío bueno es de su abolengo
y en lo malo a mi padre he salío.

Amigo, madre no hay más que una,
pues, me tuvo que tocar a mí.
Digo que madre no hay más que una
y esa fue la que me tuvo que tocar a mí.
La que siempre está ahí,
como un buen boxeador,
dando sin recibir.
Desde siempre está ahí,
la que quizá no fregara escaleras para que yo
pudiera subir en un ascensor.

Compadre, madre no hay más que una.
Una que no cambio por un millón.
Mi madre es más guapa que ninguna.
Compadre mi madre es la mejor
entre todas las mujeres.
La más limpia, la más honrá
y la que, mientras viva quien le quiere,
nunca, jamás morirá.

Riki LÓPEZ

domingo, 7 de marzo de 2010

TRES TRISTES TIGRES

LEVÁNTATE DE TI

Inmóvil
abandonado a tu pesadez de hombre inmóvil
me miras con antiquísimos resentimientos.
Óyeme bien
soy inocente de tu pasado
no soy tu puta madre
ni tu enferma madre
ni tu loca madre
aunque sea puta loca.
No merezco recibir agresiones ajenas
retrasadas y caducas.
No proyectes sobre mí los espectros de tu niñez
tengo forma, color y dimensiones propias.
Tampoco vengas a mi
llorando como un niño
cuando no lo eres;
este regazo que te acoge también te desea.
No sobreactúes
a mi también me expulsaron del paraíso
antes de tiempo
y sin notificación previa
¿a quíen no?
Anda hombre
levántate de ti.

Miriam REYES

sábado, 6 de marzo de 2010

THE CALL OF CTHULLTU



Blackdante

ESO

Ojalá por fin pudiera decir qué está en mí.
Gritar: gente, les mentí
diciendo que eso no estaba en mí,
cuando eso está ahí siempre, días y noches.
Aunque gracias a eso supe describir sus ciudades inflamables,
sus cortos amores y juegos desmembrándose en humus,
aretes, espejos, el deslizar de un tirante,
escenas de alcoba y de campos de batalla.
Escribir fue para mí estrategia de protección,
de borrar las huellas. Porque a la gente no puede gustarle
aquél que alcanza lo prohibido.

Llamo en mi ayuda a los ríos en los que nadé, lagos
con puentecillos entre cedazos, valle
en cuyo eco la canción duplica la luz del anochecer,
y confieso que mis extáticos halagos a la existencia
sólo pudieron ser entrenamientos de alto estilo,
Pero abajo estaba eso, que no me atrevo nombrar.

Eso se parece al pensamiento de alguien sin hogar, cuando
atraviesa la ciudad ajena, congelada.

Se asemeja al momento cuando un judío cercado ve aproximarse
los pesados cascos de los gendarmes alemanes.

Eso es cuando el hijo del rey se dirige a la ciudad y ve el mundo
real: pobreza, enfermedad, vejez y muerte.

Eso puede ser comparado con el inmóvil rostro de alguien
que entendió que fue abandonado para siempre.

O con las palabras del médico sobre la sentencia inevitable.

Porque eso significa enfrentar un muro de piedra
y entender que ese muro no cederá ante ninguna de nuestras súplicas.


Czeslaw MILOSZ
Versión de Agnieszka Kawecka

viernes, 5 de marzo de 2010

EL INFORME DE BRODIE

SUPONGO

Supongo que ya es tarde.
Aunque pongo un dedo ante mí y me transformo
en ese edificio,
en la luz y la sombra de aquel árbol,
no alcanzo aún a ser lo que pretendo.
Supongo que las horas
que transcurren incesantes y precisas
determinan lo cierto que me espera.
Me digo que no importa.
Que el espejo se anula cuando miro hacia dentro.
No hay ninguna palabra que pueda explicar esto.
La vida es todo eso que hacemos y sentimos,
aquello que aguardamos y tememos.
La vida es otra cosa que el tiempo transcurrido.
Acudo a la lucidez como si mi alma fuera una polilla
que ante la luz cegadora se embriagara y cediera
al calor de la lámpara que atrae y vocifera.
La ternura se vuelve una sonrisa.
La luna que se cuelga del abismo
ilumina la escena, y yo camino.

Paseo solitario por calles somnolientas.
Igual que mi destino que veo que se aleja,
me asemejo a ese pájaro que saborea ese viento.

Igual a mi memoria me parezco a esta sombra
que cruza este abismo y tiende puentes
sobre el agua insomne que golpea
la ventana del mundo que imagino.

El tiempo es sólo eso.

Leo ANTÚNEZ

martes, 2 de marzo de 2010

EL BUSTO ES MÍO

EL HOMBRE DESPECHADO (EL BUSTO ES MÍO)

Mi novia suspiraba por poderse operar
lo que tiran más que dos carretas,
estaba acomplejada desde la pubertad;
en la pandi le llamaban: “la planeta”.

Y, aunque a mi me bastaran así,
en aras de verla feliz,
para san Valentín, me lucí.
Le regalé la operación:
medio kilo en cada teta;
total, casi un millón
de la antiguas pesetas;
con la agravante,
que le da a mi acción más mérito:
como buen currante
tuve que pedir un crédito.

Y así fue como mi Mari
cambió de sonrisa
y talla de sostén;
pasó de cero a cien
más deprisa que un Ferrari.

También aumentó su vida social,
tanto, que en un mes,
y sin motivo de queja,
me viene con un: “Tenemos que hablar.”
Me sienta en el sofá
y me suelta que me deja,
que necesita soledad
pa' que su mente se equilibre;
que me quiere, pero no esta enamorá,
que se va, que prefiere ser libre.

Mentira, que a la semana me entero
que está viviendo ya con un tal Casio.
¡Mira qué "casiolidad", el monitor de su gimnasio!

Cornudo y apaleao
me vi sin ella, y sin saber
dónde poner los brazos.
Con cara de portero goleao
aun me faltaban por pagar veintidós plazos.

La llamé y le dije: ¡No hay derecho!
¡esto no es justo!
¡qué delito!, y a los pechos me remito.
Senorita que yo estoy pagando el busto
con el que otro pasa gusto.
Y me replica: santa Rita, santa Rita...

Es una mala mujer
lo sé desde que no está a mi lado.
Es una mala mujer
y yo un hombre despechado.

Riki LÓPEZ