viernes, 25 de diciembre de 2009

ME GUSTA LA GENTE SIMPLE

Me gusta la gente simple
aunque yo soy complicado,
la gente de casa pobre
y corazón millonario.

La que todavía suda
la que se rompe las manos,
la que se juega la vida
por el pan de sus hermanos.

Me gusta la gente simple
que al vino le llama vino,
la que al pan le llama pan
y enemigo al enemigo.

La que se da por entero
y no tiene intermediarios
la que comparte conmigo
el respeto a los milagros.

Me gusta la gente simple
que se levanta temprano,
porque hay que limpiar la calle
pintar el frente al mercado,
bajar del camión la fruta
repartir los telegramas
servir el café, la sopa, pescar,
embolsar la papa,
cortar el árbol preciso
para hacer una guitarra
con la que un día el cantor
caminará por la patria
contando a la gente simple
que sin ella no hay nada
ni siquiera la milonga
que en el mundo me declara.

Me gusta la gente simple
que hace la silla y la mesa,
los zapatos de mi madre,
el vestido de Teresa.

La que ríe fácilmente,
la que fácilmente llora,
la que inocente confía,
que un día cambien las cosas...

Me gusta la gente simple
aunque yo soy complicado.

Tal vez mañana me vaya.
Si se me ocurre partir,
y si no me da la gana,
me quedaré por aquí:
no será más pobre el mundo
el día que yo me muera
otro canalla andará
agitando por la tierra.

Facundo CABRAL

LA GOTA QUE COLMÓ EL VASO

martes, 22 de diciembre de 2009

MORIR UN POCO

¿Cómo puede uno morir legalmente?
Abrir la puerta del auto, enviolentado, en un espasmo iracundo, lanzarse a la calle y regalarle al pavimento cada centímetro cubíco de nuestro rojo interior, no es en lo que estoy pensando.
Tampoco recibir una cachetada mortal de aire arrojándome desde el décimo piso.
Yo me refiero a morir legalmente, morir por un tiempo determinado, morir por un día.

Quiero morir mañana, pero un rato. Quiero morir mañana, pero no tanto.
No levantarme a las 7, porque en mi estado catatónico me sería imposible. Sería mi excusa.
No repetir una rutina de audífonos que estrujan mi cabeza a las 8:30, porque mi cabeza molida y muerta no son capaces de sostenerlos. Sería mi excusa.
No dar una prueba para la que no he estudiado, porque aunque estudie, la muerta no va a la prueba. Sería mi excusa.

Y entonces, cuando menos me lo espero, me despierta un almuerzo. Hasta me daría lo mismo que fuera una cazuela, porque cuando uno revive, yo que he revivido les cuento, cualquier cosa es comestible. Lo son las aceitunas, lo son las centollas, los atúnes, los camarones, los espárragos, lo son las sopas y lo son las cazuelas.

Pero cuando uno muere por un rato, no parte todo desde cero. No. Si no no habría tanta gente muriéndose por ratos.
Uno despierta y luego puede encontrarse, al otro día con una profesora enojada, una profesora inquieta, una profesora con dudas:
"Why didn't you show up yesterday?"
A lo que uno, en un estado revivido, pesadamente anti-inglés, le respondería
"Es que ayer estaba.."
Y lo hermoso de morir por un rato es que no le tienes que avisar a nadie. Aparentemente, todos están al tanto..
-"Oh yes, estabas muerta ayer. No te preocupes".

Yo quiero morir un rato mañana.
También quiero dormir.

B

lunes, 21 de diciembre de 2009

LE HORLÀ


KUKS

MACDONALD'S

Estoy en el MacDonald's de la Plaza de España de Zaragoza,
haciendo la cola gigantesca,
con los ojos clavados en los carteles de los precios,
el dinero justo en la mano derecha,
billetes arrugados.

Estoy ahora en el piso subterráneo, arriba fue imposible.
Estoy sentado al lado de un niño negro que tiene en su mano
una patata amarilla untada de ketchup muy rojo:
Santísima bandera del otro mundo, el niño negro que resplandece,
mi hermano ciego.
El niño está solo, no bebe,
no le llega para la Cocacola, sólo patatas.
Sólo patatas, sólo patatas, esa desgracia,
esa soledad idéntica a la mía,
¿no lo entiendes?, sólo le alcanza para las patatas,
y está sentado, quieto,
en su trono, la negritud y el niño,
en el trono, allá, allá, en ese trono radiante.

MacDonald's siempre está lleno.
Es el mejor restaurante de Zaragoza,
una alegría despedazada nos despedaza el corazón:
Por tres euros te llenan de cajas, de vasos de plástico, de bolsas,
de pajitas, de bandejas.
Es el mejor restaurante del mundo. Es un restaurante comunista.
Rumanos, negros, chilenos, polacos, cubanos, yo mismo,
aquí estamos, abajo, al lado de un muñeco,
al lado de un cartel que dice "I'm lovin' it". Tengo una bota encima de un charco
de un helado de nata deshecho. Miro la nata comerse el tacón de mi bota.
Una nata blanca, despedazada.
Arde el sol sin tiempo, bulle la mano sucia.

A mi lado, una niña de veinte años le dice a un tío de diecisiete
que no le importaría hacérselo con él. Con él, con él, un eco negro.
Y ríen y tragan patatas fritas.
Y yo trago patatas fritas.
Y dos maricas enfrente comiéndose la misma hamburguesa goteante,
cada boca en un extremo, y se manchan y se muerden.
Y tragan patatas fritas. Y se besan. Y se tocan. Y se despedazan.

En Londres, en París, en Buenos Aires,
en Moscú, en Tokio,
en Ciudad del Cabo, en Tucson, en Praga,
en Pekín, en Gijón,
somos millones, la tarde harapienta,
el dolor en el cerebro, la comida,
millones en miles de subterráneos esparcidos
por la gran tierra de los hombres.

Estoy en paz aquí con todo: barata la carne, barata la vida, baratas las patatas.
Me siento Lenin. Soy Lenin, el marica inusitado,
el gran hereje, el loco supremo,
el hijo de la última mano miserable que tocó
el monstruoso corazón del cielo.
Si Lenin volviera, MacDonald's sería el sitio,
el palacio sin luna,
el gueto de las reuniones clandestinas.

Algo importante está sucediendo en este subterráneo del MacDonald's
de la Plaza de España de Zaragoza, pero no sé qué es. No lo sé.
De un momento a otro, vamos a arañar la felicidad:
el niño negro, los novios, el muñeco, la nata del suelo, mis botas.
Botas nuevas, de piel brillante, con la punta afilada en señal de muerte.
En MacDonald's, allí, allí estamos.
Carne abundante por tres euros.

Manuel VILAS (Barbastro, España. 1962)

martes, 15 de diciembre de 2009

HOT BLOOD COLD BLOOD

El presente ya no es lo que era; el futuro tampoco es lo que será. Nuestro pasado y todo lo que hacemos o somos en el presente es sistemáticamente digitalizado e incluido en bancos de datos sin alma, propiedad de empresas privadas que lo comercializan, venden e intercambian como cosa propia cuando le ven algún valor.

Nuestra existencia no es un secreto para nadie, excepto para nosotros mismos. Un gran hermano Orwelliano sin estados de ánimo, que puede tomar la apariencia corporal de un inspector de Hacienda, de un banquero, o de cualquier vendedor de chatarrería telefónica innecesaria, dispone ya de muchos más datos sobre nuestra vida de los que nosotros mismos somos humanamente capaces de recordar.

Tenemos la ¿suerte? de vivir en plena era digital y la red nos ha recogido en ella para bien y para mal. El destino, la moira tan importante en la tragedia griega, es ahora alfanumérico, convertible a bytes, kilobytes que miden la importancia de cada individuo. Se trata de una importancia que siempre será relativa porque depende del azar; de las veces que los robots que vigilan permanentemente el ciberespacio hayan encontrado nuestro nombre. El futuro es lo que la red recoge y esa cosecha deja fuera a grandes personajes, a pueblos y naciones enteros, que no salgan en las páginas de los periódicos o en las reseñas de libros.

Domingo DEL PINO

domingo, 13 de diciembre de 2009

LA SONRISA VERTICAL

PIEDRA DE SOL

“los dos se desnudaron y se amaron
por defender nuestra porción eterna,
nuestra ración de tiempo y paraíso,
tocar nuestra raíz y recobrarnos,
recobrar nuestra herencia arrebatada
por ladrones de vida hace mil siglos,
los dos se desnudaron y besaron
porque las desnudeces enlazadas
saltan el tiempo y son invulnerables,
nada las toca, vuelven al principio,
no hay tú ni yo, mañana, ayer ni nombres,
verdad de dos en sólo un cuerpo y alma,
oh ser total…”


“amar es combatir, si dos se besan
el mundo cambia, encarnan los deseos,
el pensamiento encarna, brotan alas
en las espaldas del esclavo, el mundo
es real y tangible, el vino es vino,
el pan vuelve a saber, el agua es agua,
amar es combatir, es abrir puertas,
dejar de ser fantasma con un número
a perpetua cadena condenado
por un amo sin rostro;”


“el mundo cambia
si dos, vertiginosos y enlazados,
caen sobre la yerba: el cielo baja,
los árboles ascienden, el espacio
sólo es luz y silencio, sólo espacio
abierto para el águila del ojo,
pasa la blanca tribu de las nubes,
rompe amarras el cuerpo, zarpa el alma,
perdemos nuestros nombres y flotamos
a la deriva entre el azul y el verde,
tiempo total donde no pasa nada
sino su propio transcurrir dichoso…”

Octavio PAZ

sábado, 12 de diciembre de 2009

OREGÓN


Eric ZENER

BESO

¡Beso que ha mordido mi carne y mi boca
con su mordedura que hasta el alma toca!
¡Beso que me sorbe lentamente vida
como una incurable y ardorosa herida!

¡Fuego que me quema sin mostrar la llama
y que a todas horas por más fuego clama!
¿Fue una boca bruja o un labio hechizado
el que con su beso mi alma ha llagado?

¿Fue un sueño o vigilia que hasta mí llegó
el que entre sus labios mi alma estrujó?
Calzaré sandalias de bronce e iré

a donde esté el mago que cura me dé.
¡Secadme esta llaga, vendadme esta herida
que por ella en fuga se me va la vida!

Juana IBARBOUROU