Aunque tú no lo sepas
me he inventado tu nombre,
me drogué con promesas
y he dormido en los coches;
aunque tú no lo entiendas
nunca escribo
el remite en el sobre
por no dejar mis huellas.
Aunque tú no lo sepas
me he acostado a tu espalda,
y mi cama se queja
fría cuando te marchas;
he blindado mi puerta
y, al llegar la mañana,
no me dí ni cuenta
de que ya nunca estabas.
Aunque tú no lo sepas
nos decíamos tanto
con las manos tan llenas.
Cada día más flacos
inventamos mareas,
tripulábamos barcos,
y encendía con besos
el mar de tus labios.
Enrique URQUIJO
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