SEIS
y tú pensando que duerme el sustantivo
porque tropieza tu mirada en el poema
y lo observas escrito en el papel
y es más inofensivo que un alacrán sin cola
y no se ve la espuma que rabia por la boca
y lo arrinconas
en el sitio de las cosas desgastadas
entonces no puedes entender
si el sustantivo es hipócrita
o te faltó coraje para hacerlo vomitar
o si te mira con los ojos de animal desconocido
que te va carcomiendo poco a poco
o si ya te ha matado y tú aún no percibes
el olor desgarrado de tu entraña
«Números», en Donde habita el cangrejo, 1980.
SIETE
las palabras no siempre llevan música
el poema puede nacer a deshoras
y chirriar como un rostro entre las llamas
–cuando mis manos te acarician
reproduce metáforas–
puede tener dientes firmes
y volverse salvaje
cuando un hombre una mujer se arrancan el pellejo
para juntar sus cuerpos más desnudos
«Números», en Donde habita el cangrejo, 1980.
Eduardo LANGAGNE
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